lunes, 17 de mayo de 2010

Un nuevo futuro para America Latina



EL FUTURO DE AMÉRICA LATINA
América Latina ha evolucionado positivamente en los últimos veinticinco años. Pero sigue teniendo necesidades urgentes en trabajo, seguridad, educación y salud. Los Gobiernos de Chávez en Venezuela, Kirchner en Argentina, Lula en Brasil, Vázquez en Uruguay, Morales en Bolivia o Bachelet en Chile han dado lugar al resurgimiento de una nueva izquierda latinoamericana, que presenta discursos muy diferentes.

¿Cambiarán las cosas en un futuro próximo?

1. ¿Qué va a pasar en América Latina?
2. ¿Cuál va ser el devenir de las relaciones entre América Latina y EEUU? ¿Y las relaciones con Europa?
3. ¿Cuáles son las razones de la situación actual de Latinoamérica?
4. ¿Es MERCOSUR la alternativa para el futuro de América Latina? ¿O lo es el eje Caracas- La Habana- La Paz?

En cualquier caso, ¿cuáles van a ser las consecuencias económicas para los propios países sudamericanos?

1. Auguro que tras décadas de practicar el abandono del conjunto de las sociedades latinoamericanas a través de la pauperización intencionada de los Estados, el llamado neoliberalismo se retomará el papel de ese mismo Estado como institución garante del bien común. Y esa perspectiva de rescate será imperativa en la medida en que lo público se someterá al clamor mayoritario de los ciudadanos, que luego de los episodios de recetas fracasadas que tan sólo les trajeran más pobreza están convencidos actualmente de la inminencia de alentar transformaciones estructurales basadas en principios de justicia social, de inclusión y de equidad.

2. EEUU continúa manteniendo una línea beligerante en la política interna de muchas naciones latinoamericanas, pretendiendo la tutela y la sumisión; sin embargo, la referida conducta histórica de ese país está encontrando resistencias impensables hace unos años, no al nivel de los pueblos, fenómeno que desde siempre ha ocurrido, sino a nivel de los Gobiernos, que no están dispuestos a prolongar la línea de subordinación que en el pasado buena parte de nuestros
Gobiernos mostraban por acción u omisión.

En cuanto a las relaciones con Europa, auguro que serán enormemente positivas en la medida en que la Unión Europea tenga la lucidez de asumir positivamente los cambios que ocurren actualmente en América Latina. Si Europa toma conciencia de los retos formidables, así como de las oportunidades que supone el proceso de cambio que vive el continente, no sólo para el desarrollo de su propio ámbito de actuación sino para el conjunto de nuestros pueblos y también para el resto del mundo, en la medida en que éste se torne en ejemplo para África y Asia, entonces las relaciones se verán reforzadas. Será también fundamental que la Unión Europea entienda que las relaciones no pueden deslizarse siempre hacia el ámbito del comercio.

3. El nuestro ha sido un continente lastrado por la injerencia de las grandes potencias coloniales. Esta injerencia ha moldeado también nuestras estructuras económicas, en la medida que las necesidades metropolitanas hicieron que los sucesivos Gobiernos adoptaran patrones de producción y comercio contrarios a los intereses nacionales. En las últimas décadas, este patrón se exacerbó con la aplicación de las recetas económicas neoliberales, lográndose destruir aquellas iniciativas económicas que con ánimo nacionalista habían revertido la tendencia destructiva del monocultivo y la importación sistemática de bienes esenciales para el auténtico desarrollo. Afortunadamente estamos descubriendo que es posible una redefinición alejada de este peligroso mecanismo comercial impulsado desde el Norte. A esto hay que sumar la estructura social interna, profundamente desigual, con grupos minoritarios que controlan los poderes políticos y económicos y excluyeron sistemáticamente a la mayoría de la población de la toma de decisiones y también del acceso a los bienes y servicios, en suma, a la riqueza. Han tenido como resultado la inestabilidad general.

4. Las alternativas de futuro para América Latina son todas aquellas iniciativas que tengan como objetivo prioritario saldar la deuda social existente en todas nuestras naciones, disminuir y eliminar las desigualdades y promover aceleradamente patrones socioeconómicos basados en la independencia, la complementariedad productiva y la solidaridad entre nuestros pueblos. Nuestro continente necesita proyectos en los cuales se otorgue prioridad al desarrollo humano por encima del simple crecimiento económico, en los que se prime la unión y la comunicación cultural sobre el lucro comercial. Cualquier iniciativa que tenga miras de este tipo tendrá éxito, porque América Latina requiere de concursos solidarios, igual la vida necesita oxígeno para subsistir. Lo que se ubique fuera de esta concepción muy probablemente fracasará.

Arévalo Méndez
Embajador de Venezuela en España

No hay comentarios:

Publicar un comentario