martes, 11 de mayo de 2010

Artículo.
Identidad Social y Personal en Sudamérica: Los efectos del prejuicio, discriminación y las influencias del contexto histórico Brasileño.
Diana Ramos De Oliveira y Elena Zubieta
La identidad social es la consecuencia de definir el yo desde la pertenencia a una determinada categoría social(Ej.”Soy católico”) mientras que la identidad personal es el resultado de la descripción del yo desde particularidades personales (Ej. “Soy católico, brasileño, abogado, admirador de la MPB, en particular la bossa nova)
Se sostiene que la identidad social y la personal marchan, habitualmente, de forma alternada, de tal manera que cuando una de ellas se activa, excluye o hace pasar a un segundo plano a la otra. El paso de la identidad personal a la social, o viceversa, y el contraste entre lo que hace la persona cuando actúa a título individual o como miembro de un grupo o de un colectivo, es algo presente en nuestra vida cotidiana, aunque a primera vista da lugar a hechos paradójicos. (Morales, 2002).
En la obra de Tajfel(1983) la identidad social y la identidad personal surgen como extremos de un continuo bipolar. Sin embargo, poco a poco se fue asignando la concepción de que la identidad personal y la social representan niveles diferentes de inclusividad de la categorización del yo. Para el autor, los rasgos con los que un grupo se identifica parten, no solo de su propia creación sino también de la que el exogrupo le atribuye, y es esto esencialmente lo que parece estar ocurriendo en nuestra realidad.


Se puede observar que el nivel intermedio es el que produce despersonalización1, mientras que la personalización se encontrará en el nivel subordinado. El tercer nivel, teóricamente debería producir integración en el nivel humano, aunque no está claro que eso ocurra siempre.
El paso de un nivel a otro presume un avance o una regresión, según se ascienda o descienda de nivel en el grado de inclusividad de la categorización del yo. El nivel más inclusivo es el supraordenado y el menos inclusivo el subordinado.
Por hacer una primera aproximación de este estudio, podemos matizar el caso de Brasil, donde la discriminación racial está dificultando el acceso de los negros a las universidades y a posiciones socioeconómicas superiores. Aunque en la actualidad el fomento de las políticas públicas le está dando una cierta prioridad con el nuevo gobierno de Luis Ignacio Lula da Silva. Creemos que esta discriminación racial afecta tanto a la motivación personal como al acceso a los recursos económicos. El hecho es real y puede ser verificado comparando algunos resultados de los jóvenes de ambas poblaciones en diferentes universidades de la provincia de Bahía.
A través de esta observación es que surge el planteamiento de realizar una investigación piloto acerca de los valores culturales, los prejuicios y las conductas individualistas/colectivistas en Brasil. Sabiendo que Brasil es el país con la segunda mayor población negra del mundo, la necesidad de comprender el desarrollo y comportamiento humano en situación de incertidumbre implica el análisis de la influencia de los factores personales, grupales, intergrupales, culturales e ideológicos en las prácticas sociales.
Cuando analizamos el contexto educacional, particularmente su ingreso en las universidades brasileñas, se percibe que la gran mayoría de los negros están y/ o optan por las carreras que son considerados de bajo estatus por la sociedad. Lo mismo ocurre en el contexto laboral: siempre se les ofrece los puestos inferiores. De acuerdo con la investigación hecha por la FASE2, la posibilidad de un negro acceder a la universidad es de 18%, mientras que la posibilidad de un blanco es de 43%. Otro dato relevante es que según IBGE3 en relación con la calidad de vida de la población, el Brasil ocupa 63ª posición en el mundo. Mientras que cuando se pone de relieve la población negra en el país queda en la 120ª posición mundial, con eso se denota la diferencia entre los niveles de vida de la población blanca y negra.
En suma, hay una gran dificultad que es percibida en nuestra sociedad con relación a los negros y su acceso a los recursos materiales y simbólicos. Entre éstos, destacamos su acceso a las universidades, así como sus motivaciones para una mejor ascensión social. Pues, a lo largo de nuestra historia, siempre fue reservados espacios inferiores y de bajo prestigio social. Es un hecho serio que se ve afectado en varias escalas, desde de la historia, pasando por los valores culturales, seguido de la seriedad política y dejando como punto extremo el fomento del racismo.
Identidad y Cultura en Sudamérica
Hablar de identidad desde un punto de vista de los rasgos predominantes de una cultura, como es el caso de la latinoamericana, rasgos que la diferencian de otras culturas, por ejemplo la norteamericana y Canadiense. Según Gissi (1995)describir la “línea predominante” no pretende equiparar ésta a igualdad ni a una homogeneidad al total. Sin embargo, decir identidad latinoamericana quiere decir que, a pesar de la diferencia inter.-países, hay también una homogeneidad relativa importante, o elementos comunes compartidos, en mayor y menor medida, por los diferentes países que la componen.
Características relativas a la homogeneidad de Latinoamérica
• Tener una historia común en los últimos quinientos años;
• Formar una clase media mundial que permite caracterizarla como “semi-occidentalizada”;
• Ser predominantemente cristina, católica y creyente,
• Ser predominantemente mestiza;
• Presentar una fuerte correlación raza-clase.
El negro como categoría social
En lo que respecta a la significación del negro en este territorio, hay que matizar la diferencia de la connotación que estos tienen en Estados Unidos. En Latinoamérica habitualmente se establece una relación de lo negro con lo natural, que implica una sensualidad y sexualidad superior, una espontaneidad que rehúsa lo artificial, una naturalidad “deseable” pero que a la vez supone simplicidad e inferioridad. Al contrario de Estados unidos el negro es la oscuridad, el mal y lo diabólico y, dada la tradición puritana, es este lado negativo el que prima en detrimento de ese lado natural que predomina en el mundo hispánico (Rivers, 1992).
La relación raza-clase llama la atención de fenómenos como es el caso de la blanquización4, que sin duda indica la fuerte valoración positiva que el color blanco mantiene, aunque de forma variada, en la región, y de su fuerte presencia como indicador de status social.
Analogía raza vs. clase
La mezcla racial-cultural a partir de la conquista provoca en el territorio latino una fuerte correlación entre razas y clases que se mantiene hasta los días actuales. Es cierto que no todos los pobres son negros, indios, mestizos o mulatos, lo que se podría decir es que la mayoría de los blancos en algunos países de Latinoamérica no estarían incluidos en el alto índice de pobreza. En los países con una menor concentración de negros y mulatos se consideran superiores a los otros, y estos aceptan a veces su supuesta condición de “inferioridad”. Racismo y clasismo se fortifican en instituciones y aspectos de la estructura social. El color de la piel deviene en símbolo de status y la autoimagen es mejor cuanto más blanco se es (Gissi, 1987).
En Latinoamérica, el mestizo o indígena tendía a ser reclasificado fuera de su grupo étnico original y existía una tendencia asimiladora. Esta “ asimilación nos envía a los fenómenos de blanquización que, al mismo tiempo, relativizan la supuesta “desaparición” de poblaciones originarias.
Triandis(1995) argumenta que en las culturas individualistas las conductas son reguladas por las actitudes personales, por cálculos de coste-beneficio y por la aceptación de la confrontación. Por eso la forma como una persona se ve a sí misma y el estilo de interacción social serán independientes, es decir, las personas que muestran un autoconcepto independiente se caracterizarían por ser autónomas y por la expresión de unicidad.
Con respecto a las conductas sociales, las personas individualistas se orientan por normas universales. Paradójicamente, los colectivistas orientan las conductas a partir de normas personalizadas y mucho más contextuales. En el individualismo, el status y los roles no están adscritos, sino que vienen determinados por sus logros, basándose la interacción con los demás en principios racionales como la igualdad, la equidad y la falta de interferencia. Los individuos con objetivos similares toman parte de sus respectivos grupos. Así, las personas deben desenvolver buenas capacidades de interacción social, ya que tienen relaciones con muchos y variados grupos. Los individualistas se caracterizan por mayor bienestar afectivo aunque también por mayor depresión.
Las particularidades del colectivismo son la honradez familiar y la solidaridad. La conducta es regulada por normas, se valora la armonía y la jerarquía del endogrupo, percibiéndose éstos como más homogéneos, y se realizan fuertes diferencias comportamentales ante personas pertenecientes al endo y exogrupo. Las consecuencias de estas actitudes y autoconceptos interdependientes serán la socialización de las personas en la obediencia y el deber, en la valoración de sacrificarse por el endogrupo y en la focalización del pensamiento hacia lo que es común a los miembros del grupo. Por tanto, la conducta social reflejará la jerarquía y la orientación personal será la de mantener la apariencia y una buena imagen publica, así como la de dar soporte social de tipo objetivo(Triandis,1995;Kagittçibasi,1997).
Influencias del contexto histórico Brasileño
A lo largo de cinco siglos de historia, la comunidad negra ha ocupado una posición de desventaja como grupo social, marcada por los sistemas económicos de las fuerzas europeas en los continentes Americano y Africano en el periodo colonial. Las relaciones de producción dominantes situaron a este grupo humano como una minoría social, y sus principales rasgos son la conciencia de poseer ciertas semejanzas entre sí y desventajas sociales común.
Algunas características distinguen a estos grupos minoritarios, son segmentos subordinados de sociedades estables complejas; poseen rasgos físicos o culturales particulares que son tenidos en baja estima por los segmentos dominantes de la sociedad; son unidades con conciencia de sí mismos, ligados por los rasgos particulares que sus miembros comparten, y por las desventajas que estos acarrean. La pertenencia a una minoría se transmite por descendencia, la cual es capaz de afiliar generaciones sucesivas. Incluso ante la ausencia de rasgos físicos y culturales particulares fácilmente manifiestos, los miembros de estos grupos, por elección o por necesidad, tienden a casarse dentro del grupo.
Para que se desarrolle en los sujetos la conciencia de que forman parte de una minoría, es necesario que hayan sido asignados por elección propia, o por otros, a una entidad social particular, y que esto traiga consigo ciertas consecuencias sociales perceptibles, por ejemplo: el trato discriminatorio y las actitudes negativas en relación con los sujetos que pertenecen a estos grupos. Tajfel(1984) argumenta que las diferencias individuales no son relevantes para sentirse asociadas a estereotipos negativos difundidos acerca de las personas pertenecientes a esos grupos.
El mito de la democracia racial en Brasil que perduró durante mucho tiempo era firme y progresivo teniendo como una imposición política la prohibición social o incluso institucional de hablar en el racismo y en la discriminación racial, el prejuicio impuso silencio. De esa manera, los afro descendientes eran clasificado alrededor de una cierta señal, el color, como la formadora de una única y extendida identidad social. En esa balanza de color, el negro es simplemente ese retinto, el mulato ya es castaño y como tal medio blanco, y si la piel es más clara, ya es parte de la comunidad blanca. Es el verdadero blanqueamiento social o cultural; en el caso del negro puede apuntarse fuera eso su ascensión social con un éxito explícito, ellos empiezan a integrar grupos de coexistencias de los blancos, mientras que llegando al matrimonio entre ellos después de todo, él ahora sí será considerado como blanco. El concepto brasileño de negro no puede corresponder a un artista o a un profesional de éxito.
En el pensamiento cotidiano, están presentes muchos estereotipos y prejuicios aún actuantes en torno a los grupos raciales. Caño(1996) realiza un estudio sobre las relaciones raciales, procesos de ajuste y política social, donde se ve reflejado como a un mismo contenido u objeto, se le da tratamiento favorable cuando se trata de blanco y, por el contrario, desfavorable cuando se refiere al negro
Tabla 1. Relaciones raciales, procesos de ajuste y política social



Según la autora de este estudio, existen serias deformaciones en la identidad sociocultural de los negros, en este caso en particular de los cubanos, las cuales se reproducen en el proceso de socialización de las relaciones raciales en la escuela, la familia, medios de comunicación, etc.
De estas deformaciones podríamos adelantar las siguientes:
• La aceptación pasiva de la crítica a los elementos de su cultura estética, comunicativa, etc.
• La deficiente autopercepción como grupo social, lo que constituye, además, un indicador representativo de la deformación de su autoestima.
• La participación, consciente o no, en la reproducción de estereotipos raciales, al intervenir como diseminador oral de éstos.
Identidad sociogrupal, los estereotipos y prejuicios
Según Tajfel, la identidad social, que halla una de sus expresiones en la identidad grupal, se concreta como el conjunto de aquellos aspectos de la autoimagen y la evaluación de ésta que se derivan de su pertenencia a grupos sociales relevantes para ellos, y a su vez gran parte de esa autoimagen en las comparaciones con otros grupos que están en el medio.
En esta definición se concreta que los elementos o características identitarias de un grupo parten de la comparación social del endogrupo con los exogrupos presentes en el mismo contexto. Esta comparación implica la exaltación de características que parten del propio grupo y otras que le son asignadas por el exogrupo. Al tener lugar en un contexto histórico-social determinado, está permeada por esas condiciones, las cuales determinan la inserción social del grupo; y esta inserción, a su vez, determina las características identitarias que revelan la posición del grupo en la sociedad respecto a otros grupos. Por ello, al compararse los grupos entre sí se da paso a la creación de rasgos, que son tenidos en buena o baja autoestima, toman significación, y se llenan de contenidos axiológicos y emocionales.
Estereotipos y Prejuicios
La interdependencia entre la representación, posición y practica social, en las representaciones sociales interponen las creencias compartidas y los sentimientos de las personas sobre diferentes grupos sociales. Por ello los estereotipos y prejuicios grupales y su influencia en las informaciones que los sujetos manejan sobre un objeto determinado deben ser tenidos en cuenta al estudiar las representaciones sociales, que aquí en este artículo no vamos a abordar. Tajfel (1984) define los estereotipos como imágenes simplificadas de un grupo o institución, que asignan ciertos rasgos comunes a todos sus miembros o representantes, precisando ciertas diferencias con los no miembros. Por otra parte el prejuicio es definido como juicios no comprobados, de naturaleza positiva o negativa sobre una persona o grupo. Supone una actitud favorable o no hacia el grupo, e influye en sí un elemento afectivo.
Entre ellos existe contrastada relación, pues se reafirma que el estereotipo es el elemento cognoscitivo o conceptual del prejuicio; los conocimientos que atribuimos al grupo o individuo objeto del juicio valorativo que es el prejuicio.
Dentro de los estereotipos pueden aparecer tres grupos, en dependencia de los valoración de los grupos a los que se refieran: neutros, positivos y negativos (Amani,1994).
Algunas de sus características son:
• Son compartidos por muchas personas;
• Son atribuidos a una persona como miembro de un grupo y no como sujeto individual;
• Son muy resistentes al cambio;
• Simplifican y generalizan la realidad;
• Orientan expectativas;
• Propician que recuerde con más facilidad la información congruente con el propio estereotipo.
El surgimiento de estereotipos y prejuicios se ubica en la socialización del individuo. A través de la relación con diferentes grupos de pertenencia, el sujeto aprende mediante agentes socializadores como familia, escuela, y medios de difusión masiva, entre otros, determinados valores sociales y informaciones, acarreadores de la visión que se tiene de determinados grupos sociales. La literatura especializada explica los mecanismos que propician la formación de estereotipos y prejuicios en los individuos.
• La categorización social- Permite simplificar la abundante información del medio en categorías sociales, donde se expresa estrecha relación entre información del ambiente y estímulos sociales.
• La comparación social- A través de esta, se crean y atribuye características al grupo y a los exogrupos con la función de diferenciar a unos de otros.
• La atribución de características- Estacontribuye a atribuir estereotipos y prejuicios a las distintas categorías sociales. Tales características son seleccionadas en función de dicha categoría. De tal forma, que los rasgos que se atribuye a los negros no son iguales a los atribuidos a los blancos, por ejemplo; ello está permeado por la evaluación social de la categoría(sobretodo cuando se trata de grupos sociales). Por lo tanto, juicios, predicciones y comportamientos se verían afectados por tal evaluación.
Los estereotipos y los prejuicios, manifiestan una realidad deformada y esquematizada. Por ello, cuando se enfrentan a conocimientos nuevos, estos últimos se analizan en función de los primeros. Mecanismos psicológicos como puede ser la resistencia al cambio fortalecen dichas formaciones psicológicas.
Tanto los estereotipos como los prejuicios constituyen y dan significación a la información proveniente del miedo; orientan comportamientos y revelan la calidad de las imágenes y las actitudes de los grupos sociales que interactúan en un medio social, así como dan cuenta de la valencia de las identidades grupales implicadas.

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